Hola, soy Nikki, y tengo una historia sobre cómo a veces el karma necesita un pequeño empujón.
Cuando vi a mi ex prometido Mark en un elegante restaurante con otra mujer, no pude resistir la tentación de convertir una noche común en la oportunidad perfecta para la venganza.
Hace cinco años, Mark rompió nuestro compromiso porque afirmó que yo „no era lo suficientemente buena“ después de que lo ascendieron en su trabajo.
Quería a alguien más refinado. Dolió, pero seguí adelante.
Saltemos al sábado pasado: sola y en mi mejor momento a los 35 años, vi a Mark en un nuevo restaurante.
Aproveché la oportunidad para hacerle una broma.
Le pedí a un camarero que le llevara una botella de champán con una nota que decía:
„Para Mark, quien siempre se conforma con lo segundo mejor.“
Su rostro se puso rojo, y su acompañante lucía confundida.
Después, hice que le llevaran un aperitivo al que es alérgico, con una nota que decía:
„Solo un recordatorio de lo que no puedes tener.“
Mark intentaba inútilmente explicar la situación a su cada vez más irritada acompañante.
Para el último acto, llamé a mi amiga Sarah.
Ella fingió reconocer a Mark en voz alta:
„¿Cómo está tu prometida?
¿Ya accedió a la relación abierta?“
La acompañante de Mark, Clara, estaba horrorizada y se marchó.
No pude resistir la tentación de acercarme a la mesa de Mark y sonreír dulcemente.
„Hola Mark, parece que no era tan ’no lo suficientemente buena‘, ¿verdad?“
Triunfante, salí del restaurante.
Unos días después, escuché que Clara había terminado con Mark.
La venganza puede ser muy satisfactoria, especialmente con una pizca de humillación.
¡Gracias por leer!