El motor del barco se averió y nadie pudo repararlo.

La máquina del barco había fallado y, ante el desafío de repararla, todos estaban desamparados.

Llamaron a un mecánico experimentado, un hombre de 70 años, que inspeccionó la máquina con cuidado varias veces.

Sin dudar mucho, agarró un martillo y golpeó con precisión un punto específico de la máquina.

Con el toque mágico del maestro, la máquina volvió a funcionar.

Sin embargo, cuando el propietario del barco recibió una factura por 10.000 euros, se mostró extremadamente insatisfecho.

Decidió confrontar al mecánico y pedirle una explicación detallada de por qué el monto era tan alto.

El mecánico respondió tranquilamente: „Golpear con el martillo – 2 euros, saber dónde golpear – 9.998 euros.“

En ese momento, el propietario se dio cuenta de que la experiencia no tiene precio y que las habilidades del mecánico fueron clave para resolver el problema.

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