Durante la renovación del edificio, los propietarios de la antigua casa decidieron preguntar a sus amigos si necesitaban cosas que llevaban muchos años sin usarse en el ático y que ahora probablemente acabarían en la basura.
Uno de los conocidos de la familia fue un hombre que se ofreció a revisar el almacén.
Su atención fue captada por una antigua caja de hierro: una pesada caja que había estado como mesa en el ático.
Los propietarios no estaban especialmente interesados en lo que contenía la caja.
Según el anciano matrimonio, habían comprado la caja con la casa hace 30 años y simplemente la usaban como una mesa polvorienta en el ático.
Ahora decidieron remodelar el ático y comenzaron a desmantelar las cosas que ya no necesitaban.
El hombre, al examinarla más de cerca, descubrió que la caja tenía una estructura que se asemejaba a una antigua caja fuerte con una cerradura bastante segura.
En el mismo ático se encontraron un par de cajas más que pudieron abrir con relativa facilidad, pero dentro no encontraron nada.
Pero la mesa de hierro sorprendió al hombre.
La mesa resultó ser una antigua caja fuerte: dentro había algunos billetes antiguos. Eran billetes británicos.
No estaba claro cómo habían llegado allí, pero los antiguos propietarios de la casa estaban tan sorprendidos por el hallazgo como el hombre.
Al hacer los cálculos, resultó que la “mesa” había contenido unas veinte mil libras esterlinas durante 30 años.
La cantidad total se dividió; encontrar al verdadero dueño era poco realista.
La suma, aunque modesta según los estándares actuales, resultó ser muy útil para remodelar un viejo ático.