James estaba atónito al encontrar a su hijo Liam llorando en el ático.
Trató de consolar a su asustado hijo sin saber que ese momento revelaría un secreto oculto de su casa.
En 2018, los cedros de la familia habían sido dañados por ciervos.
Mientras se preparaban para reemplazar los árboles, se encontraron con algo inusual entre los árboles en el lado este de la propiedad.
Al principio, pensaron que era un cuadro eléctrico, pero resultó ser algo mucho más complicado.
En mayo de 2018, paisajistas llegaron para quitar los árboles dañados y descubrieron que la caja metálica era en realidad el acceso a un enorme nido de avispas.
El tamaño del nido y los ruidos inusuales que sonaban „como el motor de un coche en problemas“ asombraron a James y Liam.
James contactó a un especialista en control de avispas.
Pero cuando este descubrió la inusual colmena en el ático, rechazó el trabajo.
A pesar de contactar a varios servicios de control de plagas, se le aconsejó a James que esperara hasta el invierno.
Ante el empeoramiento de las condiciones y el insoportable ruido, James decidió encargarse del asunto por su cuenta.