Freya estaba emocionada de comenzar su nueva vida con George en la mágica propiedad de su familia.
Poco después de mudarse, Valerie, la sirvienta, le lanzó a Freya una mirada fría y más tarde le dio una pista sobre la vida secreta de George con un mensaje en el teléfono de Freya: “Mira en el cajón de tu esposo.
El de la esquina superior izquierda.
¡Y luego HUY!”
En el cajón, Freya encontró cartas de amor y una llave.
Las cartas estaban escritas por George a una mujer llamada Elena y revelaban un profundo amor del pasado y planes para un futuro juntos.
La última carta estaba fechada solo tres días antes de la propuesta de matrimonio de George a Freya.
La llave llevó a Freya a un polvoriento ático, lleno de fotos de George y Elena, incluido un ultrasonido de su bebé no nacido.
“¡Elena es mi hermana!”, reveló Valerie.
Ella explicó que George había dejado a Elena cuando se enteró de que su bebé tenía síndrome de Down, ya que la veía como una carga.
La hermana de George confirmó que el ático era su habitación favorita.
Freya confrontó a la familia de George con el apoyo de Valerie.
“¿Es cierto?”, preguntó el padre de George.
El silencio de George fue revelador.
La ruptura familiar siguió rápidamente; George fue desheredado y su herencia se redirigió para apoyar a Elena y a su hijo.
Se le concedió el divorcio a Freya y recibió activos que eran para George.
Utilizó los fondos para crear una fundación para niños con discapacidades, dirigida por Valerie y apoyada por la madre de George.
Freya transformó su corazón roto en una misión para ayudar a otros, convirtiendo así una devastadora revelación en un resultado positivo.