Mi esposa me dijo que nuestro hijo de 3 años había sido enterrado – Un día después, descubrí la horrible verdad

La copaternidad parecía estar funcionando muy bien, hasta que una noche Greg recibió una llamada de su exesposa que hizo añicos su mundo.

Después de cinco años juntos, Greg y Natalie, que se habían conocido y casado jóvenes – tal vez demasiado jóvenes, se separaron.

El amor que una vez sintieron el uno por el otro se desvaneció, y ambos sabían que sería lo mejor si tomaban caminos separados.

Su separación no fue dramática.

No hubo palabras duras, no costosas y agotadoras batallas por la custodia, ni malos sentimientos, solo la realización de que no estaban destinados a estar juntos para siempre.

Cuando se finalizó su divorcio, Greg y Natalie ya vivían en diferentes estados.

Sin embargo, se mantuvieron en contacto y mantuvieron las cosas en buenos términos por el bien de su hijo Oliver, que era el centro de sus dos mundos.

Oliver vivía con su madre, pero cada noche, sin excepción, Natalie llamaba a Greg para que pudiera desearle buenas noches a su hijo.

Greg solo veía a Oliver en persona durante las fiestas, pero hablar con él por teléfono le hacía sentir que estaba cerca de él, y ese dulce ritual se convirtió en algo a lo que Greg se aferraba, ya que hacía que la separación fuera un poco menos dolorosa.

La copaternidad parecía estar funcionando muy bien, hasta que una noche Greg recibió una llamada de su exesposa que hizo añicos su mundo.

Cuando su teléfono sonó y Greg vio el nombre de Natalie en la pantalla, sonrió porque esperaba esas llamadas nocturnas cuando tenía la oportunidad de charlar con Oliver.

Pero esta vez fue diferente.

En el momento en que contestó el teléfono, escuchó a Natalie llorando y gritando.

“¡Greg, nuestro hijo se ha ido!” gritó entre sollozos.

“¿Qué quieres decir con que se ha ido?

¿Qué pasó?” preguntó Greg, sorprendido.

“¡Oliver está muerto!” repitió Natalie hasta que colgó el teléfono.

Greg se quedó parado en la esquina de la habitación, congelado.

Lo que acababa de escuchar no era algo que pudiera procesar.

Su hijo estaba muerto.

Su Oliver, que significaba todo para él, ya no estaba vivo.

Reuniendo fuerzas, llamó a Natalie y le preguntó una vez más qué había sucedido.

Pero su respuesta fue: “Él ha sido enterrado.”

Greg no podía entender por qué nadie le había informado de la tragedia antes.

Ni siquiera le dieron la oportunidad de despedirse y asistir al funeral.

¿Cómo podía su hijo simplemente ser enterrado sin que nadie le informara?

Llorando, Natalie dijo que todo sucedió demasiado rápido y que no pudo llamarlo de inmediato.

De alguna manera, esto no tenía sentido.

Decidido a conocer la verdad, Greg empacó una maleta y compró un pasaje a su antigua ciudad.

Por la mañana, intentó comunicarse nuevamente con Natalie, pero fue Mike, su nuevo esposo, quien respondió al teléfono.

Su voz sonaba extraña.

Greg sabía que había más en la historia de lo que su ex quería que supiera.

“Greg, Oliver está vivo,” dijo Mike.

“¿Qué? ¿De qué hablas?” susurró Greg, incapaz de creer lo que estaba oyendo.

“Natalie lo inventó todo,” continuó Mike, explicando que parecía que Natalie estaba sufriendo un colapso nervioso después de convencerse de que Greg quería llevarse a Oliver para siempre.

Greg le dijo a Mike que no había tal cosa, y aunque Mike confiaba en Greg, Natalie no se dejaba convencer tan fácilmente.

Desesperado por ver a su hijo, Greg aún hizo ese viaje.

Al día siguiente, se encontró golpeando la puerta de Natalie.

Cuando ella la abrió, Greg le gritó: “¿Cómo pudiste hacerme esto?”

Natalie se derrumbó en lágrimas y comenzó a disculparse.

Resultó que estaba esperando un hijo y creía que una vez que Greg se enterara, lucharía para llevarse a Oliver de ella.

“Me hiciste pensar que mi hijo estaba muerto,” dijo Greg con furia en su voz.

“¿Entiendes siquiera lo que me has hecho?”

Le aseguró a Natalie que no estaba allí para llevarse a Oliver, pero tampoco podía perdonarla por la mentira que había creado.

Greg sugirió que ambos asistieran a terapia para descubrir la razón y resolver el problema que había llevado a una mentira tan cruel.

Mike fue solidario todo el tiempo, y Greg se alegró de que, si alguien iba a entrar como figura paterna en la vida de su hijo, sería alguien como Mike, que no le ocultó la verdad.

Esta experiencia y el pensamiento de perder a Oliver para siempre hicieron que Greg reconsiderara su decisión de mudarse lejos de su hijo.

Así que, una vez que regresó a casa, comenzó a buscar trabajos en el área donde vivían Oliver y Natalie, decidido a no dejar que la distancia lo mantuviera alejado de su hijo.

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