Marina insistió en que dejara a mi familia, que me divorciara de mi esposa.

Mi relación con la vecina Iulia duró bastante tiempo.

Cuando me enteré de que estaba embarazada de mí, me alegré mucho de que iba a ser padre y le propuse de inmediato que nos casáramos.

Nos casamos y tuvimos una hija maravillosa.

Sin embargo, era consciente de que me había visto empujado a casarme con Iulia debido a su embarazo.

Porque no lo había planeado.

Yo, en general, soy bastante tímido y nunca he sido popular entre las mujeres.

Vivíamos juntos, más como padres de un mismo hijo que como marido y mujer.

No había pasión ni romanticismo en nuestra relación; era más bien una conexión de amistad, de asociación.

Iulia se encargaba de sus cosas, yo de las mías.

Así viven muchas familias.

Pero nuestra felicidad compartida era nuestra hija, Sofica.

Sabía que no me sentía feliz en mi vida personal, pero ya me había acostumbrado a este estilo de vida y no quería cambiar nada.

Y también temía lo que diría la gente.

Si me fuera de la familia, la gente comenzaría a susurrar a mis espaldas que dejé a una madre con un niño pequeño.

Pero, un día, la conocí a ella.

Me cautivó mi mente y mi corazón: orgullosa, amante de la libertad, apasionada.

Y se llamaba Marina.

Me sorprendió mucho, pero esta belleza me respondió con la misma moneda.

Comenzamos una relación secreta.

Las citas con ella me ofrecían emociones increíbles, que creo que nunca había experimentado antes.

Pero Marina era muy celosa.

No quería que la compartiera con nadie.

Insistía en que dejara a mi familia, que me divorciara de mi esposa.

En ese momento, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que mi amante estuviera contenta.

Sin embargo, no se detuvo ahí y comenzó a decirme que ni siquiera debía seguir viéndome con mi hija y que ni financieramente debería seguir ayudándolas.

Estaba a punto de dar ese paso.

Deseaba con ardor el día en que Marina y yo seríamos solo nosotros dos; esos pensamientos me elevaban y me daban una dulce sensación de espera.

Pero ocurrió algo que me despertó de repente a la realidad: Sofica me llamó por primera vez „papá“.

Entonces entendí que no hay nada más importante en el mundo que esta pequeña.

Y que nunca podría renunciar a ella.

Fue entonces cuando me di cuenta de que no tenía ningún futuro con Marina.

Solo era una pasión pasajera y, si realmente me hubiera querido, nunca me habría puesto frente a una elección tan cruel.

Finalmente, me separé de Marina y nunca me arrepentí de esa decisión.

Si te ha gustado la historia, ¡no olvides compartirla con tus amigos! Juntos podemos seguir difundiendo la emoción y la inspiración.

Mit deinen Freunden teilen