Abrí la puerta, entré en el apartamento y, de repente, tropecé con un par de zapatillas de hombre.

Irina y yo habíamos estado juntos durante un año.

Me pareció suficiente para presentarla a mis padres.

Irina sabía cómo agradar, y mi madre y mi padre quedaron encantados con ella al instante.

Después de conocerla, mi madre no dejaba de hablar de lo mucho que esperaba nuestra boda.

Amigos y conocidos decían que éramos la pareja ideal.

Yo también lo creía.

Estaba tan feliz que no veía ninguna señal de advertencia.

Todo ocurrió de golpe.

Hacía frío afuera y había charcos sucios por todas partes.

A pesar de eso, tenía prisa por llegar a casa de Irina.

Planeaba pedirle que se casara conmigo.

Irina alquilaba un apartamento en un barrio tranquilo.

El viento soplaba con fuerza, pero ni eso me detuvo para comprarle un ramo de sus flores favoritas.

Vivía en el último piso, y subí por las escaleras porque el ascensor iba terriblemente lento.

Tenía la llave de repuesto del apartamento; ella misma me la había dado.

Así que, para sorprenderla, no toqué la puerta.

Entré directamente y me dirigí a la cocina, donde esperaba encontrarla.

Pero de repente, tropecé con unas zapatillas de hombre.

Al lado de ellas había unos vaqueros, una camisa… luego un vestido… y lencería.

De inmediato supe lo que había pasado.

Sin decir una palabra, salí del apartamento para ahorrarme una escena dolorosa y explicaciones innecesarias.

Ni siquiera sabía a dónde iba.

Entré en una cafetería cualquiera solo para escapar de la lluvia torrencial.

La barista, una chica joven, se dio cuenta de mi estado y me ofreció un café de la casa.

Empezamos a hablar, le conté todo sin ocultar nada.

Al marcharme, le regalé las flores que había comprado para Irina y le agradecí su gesto.

Luego comencé a pasar por allí con más frecuencia.

Entre nosotros surgió algo bonito, y en poco tiempo nos convertimos en pareja.

Más tarde nos casamos.

Han pasado muchos años desde entonces.

Ahora tenemos dos hijos que crecen rápido, y somos realmente felices en nuestro matrimonio.

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Juntos podemos llevar adelante la emoción y la inspiración.

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